“La escuela -en un alto grado- es una fuente de cultivo para el racismo, la discriminación, la negación de todo lo mapuche”


Héctor Nahuelpan, historiador / La educación occidental, sea chilena o argentina en el caso del Pueblo Mapuche, ha tenido un rol fundamental en el racismo y la discriminación hacia nuestra gente, porque la escuela siempre ha encubierto y negado el mundo mapuche y ha tratado de imponernos su propio mundo
Fuente: Comunicaciones Identidad Lafkenche
http://www.identidadlafkenche.cl/opinion/Entrevista%20HN.html
Fotografía: Archivo Internet
¿Cómo evalúa la educación que hoy en día reciben niños y jóvenes mapuche en Chile?
La evaluación que puedo realizar sobre el tema no es muy positiva en relación a la formación de las nuevas generaciones de mapuche en Ngulumapu. Fundamentalmente porque gran parte ignora la personalidad y el pensamiento de los niños y jóvenes mapuche, la educación que reciben desde las familias en la ciudad, o en el campo en las comunidades. Una educación que limita la formación integral de éstos en su reencuentro o en su vinculación con la cultura, con su gente, con sus familias, con el territorio, con el Wallmapu.
La educación que se imparte en las escuelas, liceos y universidades conlleva una fuerte carga de violencia, tal vez no en el plano físico como lo era antes, pero si en el plano sicológico, del pensamiento. Y es violenta porque coloniza, te impone ciertos valores, ciertos hábitos, ciertas prácticas sociales. Y eso es muy peligroso para nosotros, porque limita la capacidad de proyección de nuestro pueblo, nuestra cultura.
Ahora bien, nuestra sociedad, nuestros niños y nuestros jóvenes, no han sido meros espectadores de todo lo que reproduce la educación occidental. También han sabido utilizarla para su propio beneficio y en algunos casos para el beneficio de nuestra gente y nuestra cultura.
Entonces vemos que la relación entre la educación oficial y nuestros jóvenes es bastante paradojal, pues por un lado coloniza, violenta. Pero por otro lado también ha sido asumida como una demanda. Eso ha sido desde inicios del siglo XX con la sociedad Caupolicán por ejemplo o cuando los mapuche a principios de siglo enviaban a sus hijos a la escuela para que puedan aprende a leer y a escribir para defenderse de los abusos legales que iban generando el despojo de las tierras. Incluso mucho antes cuando ciertos lonko entregaban a sus hijos para que sean educados por los misioneros en el Colegio de Propaganda Fide de Chillán. Esa demanda por educación nos acompaña hasta la actualidad, por ejemplo con todo el tema de la política de hogares, el trabajo que ha iniciado la identidad lafkenche con las indicaciones a la ley general de educación. Ciertamente las demandas cambian, pero lo más significativo es el contexto en el cual se realiza, pues mientras antes era en un contexto de autonomía política, ahora es en el marco de una relación de colonialismo.
En este sentido es donde cabe una pregunta que yo me realizo, ¿en qué medida la actual educación contribuye o puede contribuir al bienestar integral de nuestra gente y a la proyección de nuestra cultura y nuestro pueblo? Mi respuesta a eso es, en ninguna medida, al contrario. Entonces también me pregunto: ¿qué forma de educación se requiere para garantizar el bienestar integral de nuestra gente y dar continuidad y proyección a nuestro pueblo?... ese es el tema, entre muchos otros, que debemos colectivamente pensar, discutir y construir como mapuche.
Desde el punto de vista histórico, ¿qué rol ha jugado la escuela y la enseñanza tradicional en los estigmas hacia el mapuche y la discriminación que ha vivido y vive?
La educación occidental, sea chilena o argentina en el caso del Pueblo Mapuche, ha tenido un rol fundamental en el racismo y la discriminación hacia nuestra gente, porque la escuela siempre ha encubierto y negado el mundo mapuche y ha tratado de imponernos su propio mundo: el instrumentalista, el individualista, el judeo cristiano, consumista, antropocéntrico, el fragmentador de la vida, el dominador de ésta. Y como su propio mundo es un mundo racista, nos ha visto como seres inferiores, que debemos ser civilizados, como decían los conquistadores españoles y los misioneros. Buenos “ciudadanos”, como lo discurseaba y discursea el estado-nacional. Que debemos desarrollarnos y modernizarnos, como dice el neoliberalismo.
Lo que hace la escuela y la educación formal occidental es presentar un sólo modelo de sociedad y una sola forma de conocimiento y de vida válida. Por eso es que no sólo ha negado nuestra cultura y cosmovisión, sino también ha tratado de hacer desaparecer ésta y a nosotros como mapuche también. Por eso es que la escuela en un alto grado es una fuente de cultivo para el racismo, la discriminación, la negación de todo lo mapuche.
Por eso es que por más que muchos educadores, políticos o incluso nuestra propia gente hable de interculturalidad y multiculturalismo, está hablando sólo de maquillaje, del arroz de la cazuela. Y no de la presa, del plato de fondo que es el modo de pensamiento y la cosmovisión, la cosmo-vivencia, la forma de vivir. Entonces cuando reconozcamos eso podemos decir que si hablamos de interculturalidad, hablemos de reconocer que el mapuche kimün y el mapuche rakizüam tienen la misma validez que la ciencia occidental. Que nuestra forma de vida y la forma en que queremos organizarla y dirigirnos no es aquella que el Estado, la escuela, el consumismo y el individualismo quiere que seamos. Porque esa forma de vida, de pensamiento está matando la vida, el Wallmapu. Y que la interculturalidad como mapuche la podemos entender como relación entre el pensamiento y cosmovisión occidental, winka, y el mapuche kimün. Y no como una mera inclusión de contenidos de la lengua, de la historia y de la cultura a un currículum que va a seguir siendo hegemónico, dominante, colonizante. Porque si hacemos o demandamos interculturalidad es para relacionarnos y dialogar en una posición de mayor autonomía y de poder horizontal con el conocimiento, el pensamiento, las instituciones y las formas de vida hasta entonces hegemónica. Porque lo que está detrás es la continuidad y bienestar integral de nuestro pueblo y en un sentido mucho más profundo y abarcador, la continuidad de la vida. Y eso es lo que está detrás de nuestras demandas políticas, sociales, culturales, económicas y educativas. No es oposición porque sí, es oposición para el küme mongen, el küme felen, del itro fil mongen.
¿Las familias y comunidades mapuche han dejado de lado la promoción de la cultura? ¿cómo ve este tema en relación a épocas pasadas?
Creo que el mundo mapuche actual es diverso, en cada territorio, en cada familia, lof, están generándose dinámicas. Es cierto que en mucho casos las familias y comunidades han dejado o no conceden mayor importancia a la cultura en comparación a como era antes. Pero también es cierto es que se está produciendo el reencuentro, la reconstrucción de la cultura. Se está produciendo un cambio generacional mapuche bien interesante, pues muchos niños y jóvenes que ni siquiera se sentían mapuche, al momento de saberlo han iniciado una búsqueda, un reencuentro. A su forma claro, preguntando e interrogando a los padres, a los abuelos, a los parientes, buscando leer algo sobre historia mapuche, buscando espacios en los cuales poder aprender la lengua, formando grupos de rock y de hip hop mapuche. Esa búsqueda y esa reconstrucción no tienen marcha atrás, y en algunos casos está volviendo a activar a las familias y volviendo a hacer circular aquellas historias que estaban suspendidas. Cuestión que es muy importante, porque da cuenta de mayor complejidad al interior de nuestro pueblo y de que por más represión, racismo y discriminación, estamos vivos y somos capaces de asumir el control de nuestras vidas recreando nuestra cultura.
¿Qué elementos deben estar presentes en una propuesta de educación para que tenga pertinencia cultural?
Aunque suene un poco idealista para algunos, debe ser una propuesta elaborada desde nuestra gente. Ampliamente debatida por todos nosotros, por los peñi y lamngen que están en el campo, en las ciudades, por los niños y jóvenes, por nuestros padres, nuestros abuelos, nuestras autoridades tradicionales, los profesionales y técnicos mapuche. Por toda la diversidad de actores que existe en el Wallmapu. Debe basarse en el consenso, no en el voto. Y este desafío debiera ser asumido por el movimiento mapuche en la actualidad, en crear las condiciones para eso. Existen muchas cosas que demandan mayor tiempo, mayor organización que a veces el movimiento no ha generado permanentemente. Pero que debieran ser asumidas por estas nuevas generaciones de las cuales te hablo y que debieran representar no sólo un cambio de personas, sino de visión colectiva. Eso por una parte.
Otro aspecto importante que debiera contener un propuesta educativa mapuche, sea para desarrollar internamente, al interior del propio movimiento mapuche o desde el Estado, dependiendo los propósitos que tenga la propuesta, debiera basarse en una o varias investigaciones rigurosas en torno al tema. Pues creo que en general compartimos el carácter monocultural, monolingüe, etnocéntrico y racista del la educación oficial que se imparte con las nuevas generaciones. No obstante, es absolutamente necesario fundamentar esto con investigaciones que posean pertinencia cultural y que den cuenta de éstos fenómenos. Por ejemplo, todos sabemos la violencia física que ha ejercido la escuela, pero no hemos desarrollado investigaciones que den cuenta de este proceso. Que precisen por ejemplo, las formas de castigo que han sido utilizadas, los efectos sicológicos que produjeron en nuestra gente y cómo esto ha conllevado a la autorepresión en la transmisión de la cultura y la lengua. De igual forma se requieren investigaciones que den cuenta el tipo de conocimientos y saberes mapuche que debiera contener una propuesta educativa. Este último punto está comenzando a abordarse individualmente o asiladamente por algunos hermanos o hermanas mapuche que investigan, pero se están focalizando sólo en la enseñanza básica o media y no en la educación superior por ejemplo.
Creo que estos dos aspectos que planteo son fundamentales, pues a partir de estos emergen los contenidos de una propuesta educativa mapuche de carácter transversal a los distintos niveles educativos (preescolar, básica, media, universitaria) e incluso de la educación que debiera fortalecerse e impartirse desde nuestras familias. A partir del debate y la reflexión colectiva y de la realización de investigaciones rigurosas y con pertinencia cultural podemos definir el tipo de educación que requerimos, su contextualización al tipo de personas que se desean formar, la centralidad que debe tener el mapuzungun, la historia propia, la cosmovisión mapuche, qué conocimientos y saberes se desean compartir con el mundo winka, etc.
¿Qué importancia le atribuye a las lenguas originarias en la educación y la transmisión de conocimiento?
Si consideramos que en toda lengua está contenido el conocimiento y la cosmovisión de un pueblo, en el caso mapuche el mapuzungun es fundamental. Pues en el mapuzungun está contenido el kimün. Hace unos días fui a realizar un taller de historia mapuche en mi territorio que está en conflicto en la zona de Mewin, en esa ocasión un kimche reflexionaba sobre la importancia de la lengua y decía “por mi boca habla la tierra, el territorio”. Estas palabras tienen mucho contenido, porque lo que trataba de decir el peñi era expresar cómo en la lengua está contenido el significado del ser mapuche, es una expresión que relaciona, por decirlo en un lenguaje academicista, el carácter ontológico del ser mapuche con la centralidad que posee el mapuzungun… Por esta razón es muy importante promover la revitalización lingüística, que progresivamente vayamos adquiriendo conciencia de ello y podamos crear las condiciones para que quienes por distintas razones no manejan la lengua, podamos ir recuperándola. He tenido la oportunidad de conversar con algunos hermanos y hermanas que actualmente están abocados a todo el tema de la revitalización lingüística y me comentan que para la revitalización del mapuzungun es muy importante lo que ellos denominan una comunidad lingüística. Es decir que quienes deseen recuperar la lengua y reflexionar desde el mapuzungun puedan rodearse de una comunidad de hablantes, de personas que desde la cotidianidad de nuestros quehaceres nos motiven a ir incorporando palabras, frases, significados, etc. Este es un punto bien importante, porque a veces cuando asumimos el aprendizaje o la recuperación del mapuzungun limitamos ese desafío a cursos o talleres que debieran implementarse en las escuelas, liceos o universidades. Cuestión que es necesaria, pero que no se limita en eso pues tiene que ver con cómo se revitaliza la lengua en todos los espacios por los cuales transitamos como mapuche.
La revitalización lingüística es tan importante para la transmisión del kimün, como lo es la recuperación de nuestra historia y nuestra memoria histórica. Pues así como la perdida de la lengua debilita y puede conllevar a la pérdida del mapuche kimün, de la cosmovisión mapuche, la amnesia o la pérdida de nuestra memoria histórica nos niega el acceso a lo que fuimos como sociedad, el por qué estamos hoy en donde estamos y qué podemos aspirar colectivamente. Lo peor que le puede pasar a un pueblo a una sociedad o cultura es perder su lengua o que controlen su memoria histórica, porque la colonización de la memoria anula o limita las posibilidades de proyección como cultura y pueblo ancestral.

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