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El matrimonio entre los antigüos mapuches
El hombre hace regalos: carneros, mantas, joyas, o después, caballos y vacunos. La nueva mujer, a su vez, llega con historias, conocimientos, mundos simbólicos de su propio linaje, que transmite a la familia y a los hijos. Se establece una fuerte amistad entre linajes. Está prohibido el matrimonio entre miembros de un mismo linaje, pero no está prohibido el sexo. La sexualidad de los mapuches era bastante libre hasta el matrimonio. Este sistema de alianzas tan extendido en el espacio chileno dio lugar a una característica bastante excepcional: a la llegada de los españoles en todo el territorio austral, desde el norte de Santiago hasta Chiloé, se hablaba un mismo idioma. No la impuso el estado sino el sistema matrimonial, la cultura misma.

La ceremonia de matrimonio se llamaba mavún: era una visita por parte de la familia del novio por medio de la cual se hacían todos los regalos a la familia de la novia, sobretodo a la madre por criarla, chales, mantas... pero también carneros, pescados para la fiesta y grandísimos toneles de chicha (un metro de alto), transportados en canoas. En términos antropológicos, los antigüos mapuches fueron polígamos y practicaron una exogamia patrilineal: la mujer deja la casa paterna, el hombre debe buscar mujer en familias de otros linajes al suyo.

Las visitas entre familias eran muy importantes, tanto que existen distintos términos según el motivo de la visita. Solían ser muy largas, de semanas enteras, con muchos regalos y mucha comilona. A los mapuches no les gustaba vivir apiñados en villas, pero en cambio cultivaban y gustaban mucho de las visitas. Esto explica también la unidad idiomática mapuche y la paz al interior del territorio. Y también la unidad genética: se habla de una misma fisionomía, aunque se señala que los hombres cercanos a la cordillera eran más altos.

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